Según datos publicados por el Instituto Nacional de Información (INIDE), el costo total de la canasta básica nicaragüense hasta octubre de 2024 era de 19,941.64 córdobas, es decir, aproximadamente 550 dólares.
El informe «Percepción de la Realidad Política, Social y Económica de Nicaragua», realizado por la organización Hagamos Democracia, destaca que el 86.8% de los nicaragüenses afirma que no pueden cubrir el costo de la canasta básica. Esta conclusión se basa en una encuesta aplicada a 200 personas. Además, el 87.3% de los consultados manifestó que sus ingresos no les permiten cubrir todos sus gastos mensuales y cotidianos para sus familias.
Entre 2007 y 2023, el salario mínimo en Nicaragua aumentó de 1,431.00 a 6,987.10 córdobas, registrando un incremento del 61.20%. Durante el mismo período, la canasta básica experimentó un aumento del 156.70%, pasando de costar 7,713.40 a 19,800.85 córdobas, según datos del Ministerio del Trabajo y el Instituto Nacional de Información.
Población subalimentada en Nicaragua
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en su base de datos FAOSTAT, muestra una creciente tendencia a la subalimentación en Nicaragua. Se registraron 1.4 millones de personas subalimentadas para 2023 (con una población total estimada de 6.8 millones de habitantes). Según la FAO, esta cifra representa el 19.6% de la población, revelando que casi uno de cada cinco nicaragüenses está subalimentado.
La subalimentación se define como la condición en la que el consumo habitual de alimentos de una persona es insuficiente para proporcionarle la cantidad necesaria de energía alimentaria para llevar una vida normal, activa y saludable, según UNICEF.
Durante el periodo 2018-2020, el porcentaje se ubicaba en 17.8%. Este porcentaje aumentó en 2 puntos. En línea con esta tendencia de empeoramiento, el «Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición para América Latina y el Caribe 2023» informa que el porcentaje de la población que no podía acceder a una dieta saludable incrementó durante el periodo 2020-2022, pasando del 25% al 27.3%. Esto representa a más de una cuarta parte de la población.
Salario Mínimo y Canasta Básica
Pedro es oficial de la Policía Nacional de Nicaragua. Actualmente, su salario es de aproximadamente 9,000 córdobas. Sin embargo, esta cantidad no es suficiente para cubrir las necesidades básicas de su hogar, donde es responsable del cuidado de dos personas.
Según el informe alternativo de la Fundación Puentes para el Desarrollo, la principal característica del mercado laboral en Nicaragua es la informalidad. Según los registros oficiales, aproximadamente el 75% de la población laboral trabaja de manera informal.
«La definición de informalidad se refiere a la población que está completamente desprotegida en términos de protección laboral, abarcando principalmente el subempleo, trabajadores por cuenta propia y empleos precarios,» menciona Puentes, añadiendo que este sector de la población no tiene acceso al salario mínimo ni a otras prestaciones de ley, como vacaciones, subsidios o pensión de vejez.
Una de las brechas que también afecta a las familias nicaragüenses al intentar adquirir una canasta básica completa es el nivel de desempleo. Según las publicaciones de INIDE, en junio de 2022 el porcentaje de población subempleada representaba el 38.5% de la población laboral. Dos años después, en junio de 2024, se elevó a 39.7%.
“A pesar de las tasas de crecimiento económico que pregona el gobierno, ese crecimiento económico no ha mejorado la tasa de subempleo” agrega Puentes.
«Aun si admitimos que solo un 3.4% de la población laboral está desempleada, al sumar el porcentaje de subempleo y de los trabajadores sin remuneración, encontramos que más del 50% de la población laboral nicaragüense se encuentra en condiciones de precariedad laboral extrema. Este porcentaje se ha mantenido a lo largo de los últimos años y no se ha modificado a pesar del supuesto crecimiento económico», dice Puentes.
Remesas como salvavidas para los altos precios
Ante la brecha entre los salarios y los precios de los alimentos en Nicaragua, las remesas son un salvavidas para las familias nicaragüenses. Estas experimentaron un crecimiento del 11.8% en el primer trimestre de 2024 en comparación con el mismo periodo de 2023.
Flor es una mujer afrodescendiente de la tercera edad que está jubilada. Por motivos de seguridad, ha decidido mantener su anonimato bajo este nombre. Mensualmente recibe 7,500 córdobas de su jubilación, con los cuales tiene que ingeniárselas para poder comer y cubrir sus necesidades básicas.
Ella (Flor) recibe mensualmente alrededor de 200 dólares del exterior, los cuales utiliza para la compra de alimentos y cubrir necesidades básicas. Sin embargo, incluso con la ayuda de las remesas, hay productos que no puede adquirir. Para compensar, tiene un huerto en su patio donde cultiva algunas verduras, lo que le ayuda a no exceder sus gastos.
Para obtener productos más económicos y abastecer su cocina con una variedad de alimentos, Flor necesita viajar desde su comunidad en Río San Juan hasta San Carlos. Sin embargo, esto implica un costo adicional de 200 córdobas para el transporte.
Por su parte, Pedro vive en la capital (Managua), pero las remesas también desempeñan un papel importante para su bolsillo, ya que es la única persona en su casa que trabaja y tiene acceso a un salario.
«Recibo remesas y a veces el monto no es el mismo, puede ser entre 150 y 200 dólares, unos 7 mil córdobas al mes, además de mi salario que es casi 9 mil córdobas. Al final son 16 mil córdobas, que si hacemos cuentas, no alcanza para cubrir una canasta básica», comentó Pedro.
El Gobierno de Nicaragua anunció que el salario mínimo para el sector público en 2025 será de 8,334.52 córdobas, lo que representa un incremento del 12.3% en comparación con el salario mínimo actual de 7,419 córdobas. Este aumento entrará en vigor desde el 1 de noviembre de 2024 hasta el 31 de diciembre de 2025.
Periodista: Elison Altamirano