Habitantes de diversas localidades de Nicaragua realizan denuncias contra la distribuidora de energía DISNORTE-DISUR, señalando múltiples irregularidades en el servicio. Entre las principales quejas destacan la falta de reparación de luminarias públicas, el rechazo de solicitudes para cambiar medidores defectuosos y el cobro de servicios que no se brindan adecuadamente.
En el barrio Sandino, en Juigalpa, los habitantes llevan más de tres meses sin alumbrado público, lo que ha convertido las calles en zonas de penumbra y ha incrementado los riesgos de asaltos. A pesar de esta situación, los cobros por alumbrado público continúan apareciendo en los recibos de electricidad. «Es una burla. Nos cobran por un servicio que no tenemos, mientras nuestras calles permanecen en tinieblas», expresó una pobladora afectada.
Además, los pobladores denuncian que los postes de luz son inexistentes en algunas áreas y que los cables eléctricos cuelgan de estructuras improvisadas, con varas de madera. Esta precariedad, sumada al bajo voltaje de la energía, afecta la calidad de vida de los habitantes.
Otro reclamo recurrente es el rechazo de solicitudes para cambiar medidores de energía opacos o defectuosos. Un poblador afirmó haber solicitado un nuevo medidor durante ocho años sin éxito, a pesar de contar con una resolución favorable del Instituto Nacional de Energía (INE). «El consumo siempre lo calculan a su conveniencia, y nunca baja de 153 kW. Es frustrante», comentó.
En localidades como El Sauce, León, se estima que solo el 50% de las luminarias públicas están en funcionamiento, lo que representa un perjuicio económico significativo para los consumidores, quienes pagan por un servicio incompleto.
Los afectados hacen un llamado a DISNORTE-DISUR en cumplir con sus responsabilidades. «Es hora de que se respeten nuestros derechos como consumidores y se garantice un servicio digno», concluyó un poblador.
