San José, capital de Costa Rica, concentra el principal movimiento comercial, político y económico del país. En su casco central transitan diariamente cerca de un millón de personas. Sus calles reflejan una fuerte influencia europea en la arquitectura, con edificios históricos, barrios de alta plusvalía y una oferta constante para el turismo nacional e internacional. Sin embargo, en ese mismo espacio convive una realidad social marcada por la presencia de cientos de personas en situación de calle, particularmente mujeres, cuya vida cotidiana transcurre en aceras, parques y espacios públicos.
En distintos puntos del centro capitalino es posible observar personas que comen, duermen y realizan sus necesidades fisiológicas en la vía pública, a cualquier hora del día. Los olores a orina y excremento humano se mezclan con los de perfumerías, restaurantes y comercios, formando parte del paisaje urbano. Esta situación es visible en zonas altamente transitadas por turistas y residentes, quienes conocen tanto la historia de la ciudad como una cara que no forma parte de la promoción turística, pero sí de la dinámica local.

A pesar de que San José es una capital territorialmente pequeña, la densidad de personas que habitan en la calle es significativa. En varias zonas del casco central se observan viviendas improvisadas construidas con plástico negro, cartón y telas. En sectores como el antiguo emplazamiento de la terminal 7-10, cercana a estaciones de buses que reciben a turistas y que conecta con otras provincias del país, se identificaron más de diez mujeres en condición de calle que se cubren con recortes de periódicos como La Nación y La Teja para protegerse del frío durante la noche.
En Barrio México, zona popular de la capital, varias mujeres utilizan el cemento como lugar de descanso nocturno. Algunas señalaron que llegaron a la calle tras huir de contextos de violencia intrafamiliar, sin haber recibido apoyo institucional. Una de ellas indicó que su única opción fue abandonar su hogar y que la calle se convirtió en su refugio, donde convive con otras personas en condiciones similares y porta únicamente sus pertenencias personales.
Fabiola Madre Tierra, tiene más de 20 años habitando en los espacios públicos de San José. Su testimonio ofrece una radiografía sobre la persistencia de la situación de calle en el área metropolitana y los riesgos asociados a la intemperie.
En este video Fabiola relata que la dinámica de supervivencia en las aceras ha evolucionado, enfrentando factores como el clima, la inseguridad y la falta de acceso a servicios básicos. Según su relato, el espacio público no solo es su lugar de descanso, sino el escenario donde ha transcurrido la mayor parte de su vida.
Otras mujeres relataron que su situación se originó tras el consumo de drogas y el rechazo familiar. Una de ellas explicó que fue expulsada de su casa tras ser descubierta consumiendo marihuana, cuando tenía una hija de tres años y era madre adolescente. Indicó que no concluyó la educación secundaria y que el consumo derivó posteriormente en el uso de otras sustancias.
Una trabajadora social consultada que prefirió no ser identificada, señaló que las personas en situación de calle en San José se encuentran en un estado de abandono por parte del Estado y de la municipalidad. Afirmó que no existen programas sólidos y sostenidos que atiendan de manera efectiva esta problemática, especialmente en el caso de las mujeres, quienes enfrentan mayores riesgos. Entre ellos mencionó la exposición al trabajo sexual forzado, la extorsión, el crimen organizado y el tráfico de drogas. Según su experiencia profesional, muchas mujeres recurren a la prostitución como mecanismo de supervivencia, lo que incrementa la probabilidad de sufrir violencia y contraer infecciones de transmisión sexual.
La trabajadora social agregó que esta problemática no es reciente ni atribuible únicamente a administraciones actuales, sino que responde a una acumulación histórica y a una falta de discusión pública. Señaló que existe una percepción social de que este fenómeno no ocurre en Costa Rica o en San José, pese a tratarse del centro político y económico del país, y advirtió que lo que no se visibiliza tiende a no ser atendido.
Otro aspecto señalado es la contaminación generada por la presencia constante de excremento y orina en espacios públicos, lo que podría derivar en focos de enfermedades si no se toman medidas sanitarias. Esta situación se identifica en zonas como las cercanías del Hospital San Juan de Dios, Paseo Colón, Barrio México, Avenida Central, Avenida Segunda y San Bosco, donde se concentran hoteles, restaurantes y comercios de alta afluencia.
De acuerdo con la trabajadora social, la mayoría de las personas en situación de calle son costarricenses, sin impedimentos físicos ni problemas de documentación que les impidan acceder a programas de inserción social o laboral. Sin embargo, la ausencia de políticas públicas integrales, junto con las adicciones, intensifica su exclusión. Esta opinión se confirma con los datos presentados en septiembre de 2025 por la doctora Mary Munive, vicepresidenta de la República y ministra de Salud, basados en información del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS). El IMAS reporta que actualmente se identifican 7,113 personas en situación de calle, de las cuales el 84 % son costarricenses, siendo San José la zona con mayor concentración.
En el caso de las mujeres entrevistadas, la mayoría tiene entre 21 y 35 años y son originarias de San José.
Sociedad Civil Costarricenses Frente a la Emergencia Público-Social
Frente a la problemática en septiembre de 2025, durante la conferencia pública dirigida por la doctora Munive, el gobierno actual presentó un protocolo de atención interinstitucional para el abordaje de personas en situación de calle, que incluye la colaboración de más de cuatro instituciones públicas en Costa Rica. En esta misma línea se encuentra el Programa Génesis.
Bajo un enfoque cristo-céntrico y profesional, el Programa Génesis brinda internamiento de tres meses a mujeres con dependencia a sustancias, incluyendo a quienes viven en calle o mantienen una adicción funcional en el hogar.
«El centro ofrece acompañamiento constante, terapia integral y alimentación, operando sin interrupciones todo el año. Los requisitos indispensables para las beneficiarias incluyen documento de identidad, referencia médica y, en caso de vulnerabilidad económica, la gestión de becas mediante el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA)», dijo Katia Rodríguez, vocera del programa.
Personas que transitan frecuentemente por el centro capitalino expresaron preocupación por la presencia creciente de mujeres jóvenes en esta condición. Algunos manifestaron temor durante las horas nocturnas, señalando episodios de violencia y asaltos, mientras otros destacaron que se trata de un problema de larga data que ahora se ha desplazado hacia zonas más céntricas. También se cuestionaron medidas urbanas, como la instalación de grandes maceteras, que consideran no aportan soluciones de fondo.
Durante la elaboración de este trabajo se solicitó entrevista al alcalde de San José, Diego Miranda, para conocer las acciones de la municipalidad. Vía correo electrónico se indicó que la agenda del funcionario dificultaba la atención. Posteriormente, la Vicealcaldía remitió la solicitud al departamento de comunicación municipal, sin que al cierre de este reportaje se recibiera respuesta. Asimismo, se intentó contactar a la Defensoría de los Habitantes, sin obtener respuesta a la solicitud enviada por correo electrónico.
Periodista: Sergio Canales
Con el auspicio del Fondo de Canadá para iniciativas locales de la Embajada de Canadá para Costa Rica, Nicaragua y Honduras.
