El asentamiento urbano Los Cipreses se estableció en 1990 tras un proceso de ocupación de tierras en la ladera del Río Torres, en el distrito de Merced. Para 2013, la población total era de 687 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Robert Faulstich, integrante de Amigos del Río Torres, lleva alrededor de 30 años viviendo en Costa Rica. Nos cuenta que la propiedad donde se ubica la comunidad Los Cipreses pertenecía a cuatro hermanos que habían dejado su finca en abandono. Esta finca se transformaría en el futuro en una zona de trabajo comunitario para la preservación del Río Torres.
En 1990, los vecinos de la comunidad enfrentaron una serie de deslizamientos de tierra que afectaron principalmente a las familias que vivían cerca del río. Después de ser damnificadas, estas familias comenzaron su lucha por adquirir sus terrenos y obtener servicios de agua potable y electricidad. No obstante, el área cercana al río se dejó como zona boscosa.
Según datos de la organización Río Urbano, Los Cipreses es una comunidad modelo en la mejora de prácticas ambientales junto al Río Torres. Esto se debe a que es el único asentamiento informal de Costa Rica que ha obtenido el galardón de Bandera Azul Ecológica.
Aunque las organizaciones ambientales, los residentes y los vecinos de otras áreas trabajan para reducir la contaminación por basura, la zona sigue completamente descuidada por las autoridades municipales y estatales, con calles inaccesibles y sin presencia de servicios de limpieza municipales.
Actualmente, los pobladores han reportado avistamientos de aves y animales como serpientes que han logrado recuperar parte de su hábitat. En el año 2021, se observaron 77 especies de aves en el Corredor Biológico Interurbano Río Torres, tanto residentes como migratorias, lo cual representa aproximadamente un 8% de la avifauna nacional.
A pesar de los esfuerzos realizados, en 2023, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo catalogó al Río Torres como uno de los más contaminados del país. Esto se debe a que recibe aguas de otros ríos urbanos del sector occidental del Valle Central, lo que convierte al Río Virilla en uno de los ríos más contaminados del país, desembocando finalmente en el océano Pacífico.
Frente a esta situación, Amigos del Río Torres se dedica a combatir la contaminación por desechos mediante limpiezas programadas mensualmente, mejoramiento y creación de senderos para utilizar el área verde como un escape de la ciudad. Estas acciones también involucran a vecinos de la comunidad y de otras partes de Costa Rica.
Adrián Aragón, representante del proyecto «No me tires al piso porque contamino», una iniciativa dedicada a recolectar colillas de cigarrillos para generar conciencia sobre su contaminación. Se unió a la jornada de limpieza gracias a una invitación de uno de los integrantes de Amigos del Río Torres. Para él, el espacio de conservación del Corredor Biológico es un «pulmón para la ciudad».
Aragón resalta el esfuerzo y dedicación de la organización, que busca involucrar a las comunidades cercanas y a los habitantes interesados en el rescate ambiental del Gran Área Metropolitana (GAM) a través de redes sociales y redes de organizaciones.
Actualmente, la organización lleva diez años dedicándose a la preservación del medio ambiente. Durante este tiempo, ha colaborado estrechamente con empresas privadas como Auto Mercado, mediante donaciones, campañas ambientales y voluntariados con los empleados de la empresa.
María Calderón, miembro de la junta directiva de la comunidad, lleva 23 años viviendo en el sector y recuerda los comienzos del bosque. Destaca beneficios como el involucramiento de la comunidad en la siembra de árboles y las áreas de recreación.
Calderón comenta que, a través de eventos de limpieza y charlas, se ha logrado mitigar de alguna manera la contaminación por basura. Además, se han implementado acciones de impacto, como la colocación de una valla para la recolección de residuos en el río.
A estas acciones estructuradas también se suman esfuerzos ciudadanos en recolección de basura. Don Miguel Artavia tiene 30 años viviendo en el sector, su casa está ubicada frente a la entrada de la zona de reforestación, recuerda que en 1990 al menos 18 casas había en la zona.
Artavia comenta que a pesar de no sumarse directamente con los grupos que realizan limpiezas en el área verde, por su parte, él se encarga de mantener limpia la calle que colinda con la zona verde, siempre que su cuerpo se lo permita, ya que es una persona de la tercera edad.
En 2011, la municipalidad de San José estableció, mediante resolución administrativa, un programa para el manejo sostenible de las cuencas del Gran Área Metropolitana (GAM). Así nació la primera iniciativa para crear dos corredores biológicos interurbanos (CBI): el CBI María Aguilar y el CBI Río Torres, ubicados a lo largo de los cauces de estos ríos y que formarían parte de una gran red de zonas verdes o naturales en el GAM y sus alrededores.
En el año 2018, gracias al trabajo conjunto de la Asociación de Vecinos de Los Cipreses, la Municipalidad de San José, el Corredor Biológico Interurbano Río Torres, el Comité pro Bandera Azul Ecológica Río Torres, la Red Internacional de Forestería Análoga y otras organizaciones, se desarrollaron proyectos de conservación mediante reforestación y charlas para la recuperación de la memoria histórica de la comunidad, a cargo de la Universidad de Costa Rica a través de sus Iniciativas Estudiantiles.
La comunidad de Los Cipreses y la organización Amigos del Río Torres muestran cómo la colaboración entre ciudadanos, empresas y organizaciones puede enfrentar la contaminación y preservar los recursos naturales. A pesar de la falta de apoyo constante por parte de las autoridades, los habitantes continúan con sus esfuerzos de conservación, limpieza y educación ambiental, generando un impacto positivo en el ecosistema del río Torres y contribuyendo al bienestar del GAM. Este compromiso refleja el potencial de las comunidades organizadas para convertirse en guardianes de sus entornos, inspirando a otras poblaciones a unirse a la lucha por un ambiente más saludable y sostenible.
Antes y después de la reforestación
Periodista Elinson Altamirano